sábado, 6 de marzo de 2010

Miénteme, despacio, suavecito... (y si creés pertinente, llamame macho, llamame peleador)


Para que veas que no sos la única que se está carcomiendo los labios del deseo, sacate la ropa. Tirámela en la cara. No me digas cozaz zuziaz. Hoy no quiero escuchar cozaz chanchaz. Quedate callada. Escuchate. No puede ser que sólo desees cuando alguien te prende la máquina. Y vos solita, ¿cómo hacés para encenderte? ¿En qué pensás? ¿En quién? Yo te acaricié sin darme cuenta y así te puse en ON. Y desde entonces nunca volviste a dormir tranquila ¿Quéres coger? ¿Querés que te deje seca el alma? Hoy no quiero hablar de amor. Ahora no. Mirá que yo sou una criatura de esas que no funcionan con el día a día, mirá que yo me aburro muy fácil, mirá que yo no quiero nada... más que cogerte. Quiero coger hasta reventar. Cogerte hasta que revientes. No, ya sé, no sé cómo dejar de vivir y de sentir esto. No sé si estoy buscando el gran amor de mi vida. Yo sólo sé que vos sos ese mientras tanto, ese espacio vacío tan atinado y delicioso como vos... No, no, no me tenés que llenar. Estoy hastiado de mí mismo. Pero me extraño mucho. Dale, callate la boca y callame a mi también, no me dejes decir más pavadas. Quiero que tu lengua me coma las entrañas y así te quedás feliz porque te doy poder, te gusta saber que vos podés conmigo... Y sí: hoy te juro que podés. No me hables de amor, hoy no...