lunes, 29 de junio de 2009

La González

Me encantan las mujeres maduras, las que están entradas en años y llevan su adultez con gracia y conocimiento de causa. Cuando era niño eso era un problema. Ahora, de grande, es mi especialidad, mi no sé qué qué sé yo, mi debilidad, mi particularidad...

Yo tenía 12 años y estaba por entrar a sexto grado. Era el más petiso del curso, un poco gordito, torpe... Hasta me estaba saliendo un acné prematuro horrible. Las chicas me veían y me trataban para la chacota... Ay, sos como un osito... Yo siempre me enamoraba de todas pero ellas, como siempre, me querían sólo como amigo. Estaba por empezar las clases y estaba muy nervioso: yo siempre había sido un alumno ejemplar-nerd y no podía dejarme vencer otra vez por Laurita, la mejor alumna... Y me habían dicho que La González era tremenda, era muy exigente y a los pibes los reprobaba siempre.

El primer día de clases, no recuerdo por qué, llegué tarde. Me perdí del acto inaugural del ciclo lectivo y fui directo al aula y vi a La Gonzalez.
Instantáneamente conocí el amor.
Hasta ese momento sólo podía decir y pensar Qué linda que es Laurita sobre una mujer, pero después de ver a mi tremenda maestra mis pensamientos sobre el sexo opuesto se volvieron repentinamente un poco más profundos y perversos... La González era una solterona bien portada que sabía hacer uso de sus gracias sin ser putona; no, claro, qué indigno: la mina sabía cómo no perder su sensualidad dentro y fuera del aula sin perder la seriedad y el respeto, como una maestra ejemplar.

Yo creo que andaba por los 40. No puedo olvidarme de sus piernas porque fueron las que más conocí cuando niño y las que más me gustaron por mucho años. Se maquillaba poco, usaba anteojos y el pelo suelto. Todos los pibes de golpe estabamos un poco obsesionados con la maestra, hasta el más vago y el más irreverente se aplicaba y hasta hubo un especie de tole tole porque resulta que las chicas ya no eran las mejores alumnas, de golpe yo era mejor que Laurita... Tomá. Las madres estaban muy sorprendidas por el rendimiento de los varones... Mi hijo vuelve tan contento de la escuela, ya no lo tengo que andar corriendo para que haga la tarea.

Ese día teníamos examen de matemáticas
. Copié del pizarrón los ejercicios, hice la prueba, y como terminé rápido... Se me ocurrió declararle mi amor debajo de la última regla de tres simple... No recuerdo exactamente qué puse, pero creo que fue algo así como Señorita Carmen, estoy enamorado de usted. Fui bastante claro y directo.

Al otro día mandaron a llamar a mi papá y a mi mamá. Mi mamá estaba disgustadísima, mi papá no tanto. Me cambiaron de grupo y a la Gonzalez la trasladaron a no sé donde.

Nunca tuve la oportunidad de pedirle perdón a la primera mujer que amé por los desagradables disgustos que le ocasioné.

Donde quiera que esté, señorita Carmen González, perdóneme y, si sigue soltera, no me importa que esté un poco vieja... ¿Se quiere casar conmigo?


viernes, 26 de junio de 2009

Amigas

No voy a hacer filosofía barata sobre la amistad entre las chicas, pero ahí hay algo.
Las chicas disfrutan mucho de salir con chicos, hombres, pebetes, machines... Las chicas se desviven por nosotros... Pero creo que una mujer disfruta mucho más salir con sus amigas luego de salir con un hombre para compartir con ellas cómo les fue con su chongo ¿o no?

Admitánlo, chicas: nosotros les hacemos la amistad súper picante.

Yo tengo amigas mujeres: a algunas les tengo mucha paciencia, a otras me gusta escucharlas, otras me tratan como a un hijo, o como a un padre... Casi todas mis ex novias y ex amantes son mis amigas... Me encantan mis amigas...
Pero yo nunca voy a poder ser su amigo del alma porque no soy mujer, sencillamente por eso. A veces creo que les caigo bien como amigo porque les sirvo...

En fin, yo sí puedo tener amigas mujeres lindas y sexys. Puedo abrazarlas y no sentir más que cariño. Puedo acompañarlas a comprarse ropa y no inquitarme por eso. Lo que sí no les puedo tolerar es que siempre prefieran a una amiga mujer antes que a mi. Confían siempre más en otra. Comparten más cosas con ella.
Soy muy celoso de la amistad entre mujeres: es tan íntima, tan sensible, tan deliciosa...

Las mujeres se la pasan compitiendo entre ellas porque se aman. Siempre. Siempre compiten por amor. Si andas engañando a tu novia con su amiga sabé que seguro las dos lo hacen por amor... Vos no sos el importante... No se están peleando por vos.
Los hombres siempre quedamos jugando solos, a un lado, desafanados de la situación, ajenos...

Quisiera ser mujer por un rato y ver qué se siente tener una mejor amiga, compartir la ropa, los cosméticos, los cds y los novios...

lunes, 22 de junio de 2009

Atendeme, nena

Se va a acabar
el mundo se va a acabar
si un día me has de querer, [pebeta]
te debes apresurar


Escuchame, nena. No te hagas la boluda. Vos me seguís con ese jueguito de la amistad y yo... No quiero ser más tu amigo. Y no te voy a esperar siempre...
Venís y me mirás con esos ojos y yo te miro y me veo en ellos y de golpe me pierdo.
No me hagas más esto. No te soporto más.
¿Qué es lo que querés de mí?
Yo te sigo, yo te quiero, pero sabés que no termina todo ahí.
Dale, venite conmigo.
Hagamos una cosa: vamos a contar hasta diez y cerramos los ojos y vos ya estás en mi casa, conmigo, estás en mi cama y yo te estoy preparando algo bien pero bien rico en la cocina... Vos ponés música y te mirás al espejo y te ves más linda que nunca y te vas desvistiendo de a poco sin darte cuenta... Te da un poco de miedo esto que estamos por hacer, hasta un poco de culpa pero te morís de ganas y yo llego y te encuentro desbordada de felicidad completamente extasiada en mi cama... No quiero soñar nunca más con vos.
Esto me pasa por perderme en tu sonrisa, por morirme cada vez que te veo reir, por ser tan pero tan... pelotudo, como vos.
Sí, como vos.
Porque por tu culpa nos estamos perdiendo de vivir algo hermoso.Una historia más que le podrías contar a tus hijos y a tus nietos, aunque tu familia no soy yo, es otro, es con otro... A mi no me importa que estés casada. Para nada. Bueno, un poco sí, pero...

Acordate, no te voy a esperar siempre. Porque un día el mundo se va a acabar.
Pero hasta ese día...

viernes, 19 de junio de 2009

Relato de un viajero

No voy a hacerme el latin lover ni mucho menos, pero sí voy a presumir algunas conquistas internacionales...

En algún momento de mi vida, cuando estaba más joven y con más tiempo, llegaba fin de año y me calzaba mi mochilota al hombro y no volvía a Buenos Aires hasta fin de febrero. Así fue cómo conocí Brasil, y entendí que, desgraciadamente, la alegría sí es sólo brasilera; y también conocí Bolivia antes de Evo y las ruinas de Machu Pichu.

Y un día hasta llegué a México...

Y resulta que, sin escapar a la suerte que me acompañaba por aquel entonces, conocí una mexicana, infaltable. Conocí varias, pero una me gustó mucho más.

Ella también estaba de viaje por el pacífico... Ella también estaba conociendo lugares exóticos... Ella también iba a presumir luego una conquista extranjera. Ella también era muy joven como yo. Todos, por aquel entonces, ansiábamos un amor en cada puerto... De más grande te vas dando cuenta de los problemas y complicaciones que eso trae.

Y así fue que una noche ella dejó a su amiga de lado y se vino conmigo, a mi cuarto. Yo viajaba solo, por ese entonces era bastante más valiente que ahora (o al menos eso creía) y me gustaba vagar solo por el mundo, je. [igual la parte más divertía venía cuando llegaba y le contaba mis aventuras a los muchachos, debo confesar...]

Venía todo más que bien: estábamos solos en una cabaña sobre el mar, ella se veía hermosísima a la luz de la luna, yo estaba más que inspirado, hasta recuerdo que le leí unos poemas de Girondo, presumiendo mi nacionalidad [qué grasa]...
Nos dimos unos besos húmedos y sugerentes y ella me contó que había traído algo especial para ese momento.

Y me sirvió un mezcal. Y empecé a sentir cosas extrañas: casi casi que creo que empecé a hablar en otra lengua, creo que de golpe hablaba náhuatl... De golpe me sentía Moctezuma.

Ella también bebía pero, al parecer, a ella no le pasaba nada. Ella jugaba de local, así cualquiera.
Ella me escuchaba divagar muy interesada...

Y me sirvió otro mezcal. Y otro. Y otro...

(...)

Y de golpe abrí los ojos, era de día, estaba desnudo en mi cama, ella no estaba y no me acordaba de nada. No recordaba absolutamente nada. La busqué pero ella y su amiga ya se habían ido, ya me habían abandonado. Me habían dejado solo en una playa inóspita del Pacífico, y lo que es peor... Ella se había ido sin decirme nada... De lo que había pasado la noche anterior.

Si viajan por el mundo nunca acepten ninguna bebida y/o infusión de algún o alguna local, puede ser muy pero muy peligroso. Pueden entrar en tránsito...

Y entonces te va a pasar que no te vas a acordar de nada...

Y no vas a tener nada para contar.

jueves, 18 de junio de 2009

La del piercing

La fiesta fashion y cool estaba en su auge. No era una fiesta privada, había como 200 personas, y ya no se sabía por qué estábamos todos allí reunidos: no sabíamos si era un cumpleaños, si era una despedida de soltera... Creo que todos llegamos ahí porque vimos luz y entramos. Nosotros no escapamos a esa situación.

Cuando llegamos notamos que estábamos un poco desfazados porque no éramos muy cool como la tendencia. Todas las chicas estaban más que lookeadas: pollera sobre el pantalón, ropa de diseño, raros peinados nuevos, colores vívidos y estridentes...

Todo era muy moderno... Ultramoderno. Supermoderno. Re-moderno.

Estaba bien difícil chamuyar porque la música estaba muy fuerte, había que gritar... Así no da. Y en esas fiestas no existía un reservado, ni un V.I.P ni nada parecido... Si no bailabas, no existías.
Yo bailando como que me defiendo pero tampoco me luzco; además, yo iba a la fiesta de levante y ya. Ni siquiera me iba a gastar en disimularlo.

Pero, por suerte, las chicas estaban re-puestas. Graciadió. Las chicas modernas son más ágiles y conocen las nuevas tendencias modernas, no le tienen asco ni miedo a nada.

Ella bailaba alocadamente. Ella era una chica fashion bien. Ella estaba buenísima. Ella se dejaba llevar por los sonidos electromagnéticos. Ella llevaba una pollerita bien cortita dorada y un strapless un poco transparente y bailaba y bailaba y no dejaba de moverse... Ella tenía la vista ciega, bailaba como poseída pero en algún momento creo que ¡me miró! Y me clavó su mirada. Por unos segundos nos miramos, ella seguía moviéndose y yo, claro, la seguía contemplando... La seguía disfrutando... Y se dirigió directamente hacia mi.

Me gusta tu nariz ¿Cómo te llamás? [Epa]
[Esos labios turgentes los mordería sin problema, nena. Pero vos seguí bailando, vos tranqui. Sabé que no me gusta hablar a los gritos y además no quiero que hablemos, yo sólo quiero verte bailar... Pero no bailes conmigo. Vos sola]

Cuando se estaba por ir por mi falta de onda cool la tomé de la mano y me la llevé hacia otro lado: a un lugar sin ruido, sin nadie... La saqué de la fiesta.
Y ahí nos dijimos cómo nos llamábamos, y ella me sugirió que me pusiera un piercing en la nariz. Ni loco. Y entonces ella me contó que tenía uno en la lengua. A ver, mostrámelo.

Y ahí estaba esa especie de yunque minúsculo color plateado de titanio porque-tiene-que-ser antiséptico, ahí estaba eso y su lengua se veía un poco extraña. De golpe ella me dejó de parecer un bombón y empecé a ver a una adolescente rebelde y no, eso mucho no me prendía hasta que...

Recordé lo que me había contado mi amigo Pablo que le había contado su amigo Luis que su novia tenía un piercing en la lengua y que...

¿Por qué no vamos para mi casa?

Y entonces...

Desde ese día ando buscando siempre una con piercing en la lengua.

miércoles, 17 de junio de 2009

Mi amigo Esteban

A mi amigo Esteban lo conocí a los 13 años. El pibe era heavy metal y tocaba en una banda ad hoc y ese día tocaban en un recital de muchas bandas juveniles que sonaban todas para el culo. Yo no tocaba nada ni me gustaba nada de lo que escuchaba pero esos contextos eran buenos para tomarse unas cervezas, agarrarse unas novatas borracheras y conocer chicas.

Resulta que yo estaba dándome unos besos (en ese entonces era a todo a lo que yo podía aspirar) con una chica punk en una esquina de ese lugar colorado tipo Cemento; y un amigo de Esteban, un pibe de su banda, medio que se puso impertinente con mi chica de turno, que ni siquiera me acuerdo cómo se llamaba. La cuestión es que Esteban intervino y aclaró los tantos, evitó una trifulca, todo un caballero. Igual mi chica de turno se enojó conmigo y se fue. Me acusó de pelotudo: ¿Por qué no lo cagaste a trompadas al pibe ese? ¿Tenía razón?

Yo me estaba inquietando cuando vino Esteban a darme charla, y me cayó bien. Y empezamos a hablar de chicas, Esteban había cortado con su novia y estaba triste y se quejaba. Y se hizo mi amigo. Nos quejamos un poco de las chicas juntos. Esteban tenía pelo largo, usaba remeras satánicas, no se bañaba pero era todo un caballero. Lo sigue siendo.

Pasaron los años, el pelo lo sigue teniendo igual de largo y ahora es un mecánico fashion. Se sigue quejando de las mujeres, son todas unas histéricas, vos las tratás bien y te tratan de pelotudo. Seguimos tomando la misma marca de cerveza en los mismos lugares a pesar de que ahora tengamos un poco más de dinero. Seguimos lamentándonos de lo mismo.

Yo me levanté a una venezolana, a una brasilera, a una mexicana ¡hasta a una gringa! Se puede decir que soy el nuevo conquistador de América... Pero nuestra situación sigue igual. Yo lo sigo escuchando, y él me sigue aguantando y así pasamos los ratos, las noches, hasta los insomnios...

Así somos Esteban y yo: dos caballeros en una ciudad en celo. Dos obsoletos. Dos tipos solos, dos tipos bien... Dos tipos bien solos.
Somos amigos.

¿Qué es un amigo, sino?

martes, 16 de junio de 2009

COITO

Hoy quiero hacerte el amor, nena. Hoy quiero cogerte como Dios manda, como lo sabemos hacer sin que nadie nos enseñe nada... Hoy quiero que te mojes como nunca. Hoy quiero ver tu cara muriéndose de placer, gritando como loca... Hoy lo hacemos como vos querés, venite arriba mío, haceme lo que quieras... Después te agarro y te hago chillar como una perra en celo. No te preocupes, los vecinos no se van a enterar... Y si se enteran, no pasa nada... Hoy te voy a coger como nunca te cogió nadie. Hoy quiero que se te ponga la piel de gallina. Hoy quiero que tan sólo te entregues al placer...
Te saco una foto en ese momento para que después te veas y te disfrutes.
Sos tan deliciosa que podría comerte... Así, sin aderezo. Cruda.

Si querés nos fumamos un porro antes para relajarnos... ¿En qué estabas pensando?
¿Qué se te pasó por la mente en ese instante?
No, ya sé... Yo también estoy cansado pero por eso hoy más que nunca quiero...
No, no te preocupes por la crema, a mi no me molesta... No, el maquillaje no se te va a correr... Y sino... Si querés nos bañamos juntos, para relajarnos un poco.
¿Mañana tenés que levantarte temprano? Entonces mejor aún, así te relajás y dormís mejor...
No, no, no, hoy no te voy a dejar que me...

¿Sabés qué?
Callate.

(...)

Sí, yo también la pasé de puta madre...

viernes, 12 de junio de 2009

La princesita posmoderna

La fiesta había empezado a las diez y ella llegó a las once. Ya estábamos todos, o casi todos: faltaba ella.

Ella era toda una princesa; mejor dicho, era una princesita: por lo pequeña, menuda y risueña. Y posmoderna: no andaba con su séquito, andaba sola y torpe. Era hermosísima. Llegó a la fiesta sola, sin su novio. Qué raro, pensamos todos. No llegó con amigas, tampoco. Llegó sola en un taxi. Creo que llegó un poco entonada porque al rato ya era la reina de la fiesta. Se adueñó de todas las miradas, hablaba con todo el mundo, se reía como loca con una risa contagiosa e hilarante... Era un show de socialización, música y baile... Relamente era encantadora. No daba celos ni generaba incomodidades, sólo creaba un clima ameno a su alrededor, en todo el entorno...

Y nos dieron las doce y la una y las dos y las tres... Y la princesita corría el riesgo de volverse cenicienta, se le estaba por acabar el hechizo.

Y nos pusimos a charlar un rato nosotros dos solos de esto y de aquello... Ella se veía cada vez más linda y encantadora. Se reía y se divertía, se veía rozagante. Pero ella se empezó a inquietar. Su novio la había dejado salir sola, pero no sabía nada de ella: creo que nunca se imaginó que la estuviera pasando tan pero tan bien sin él.

Dejá, yo te llevo, le dije para que no se impacientara.
No te preocupes: si querés nos quedamos un rato más y cuando quieras te llevo a tu casa. O si querés podemos irnos a mi casa. Como vos quieras.

¿No soy un príncipe posmoderno yo también? ¿No soy un encanto?

¿Cómo creen que siguió la historia?

jueves, 11 de junio de 2009

El juego del amor

El juego del amor es tremendo. Dificilísimo. Las mujeres son unas jugadoras bien raras.
Aunque jugar al amor es muy complicado, independientemente del género y del sexo de los jugadores...

Las reglas cambian demasiado rápido, cada jugador las pone y a su manera: algunos te las leen antes de empezar a jugar, a modo de derechos humanos antes de llevarte preso. Otros te las recuerdan hasta que hiciste una falta, y vos te volvés loco pensando en qué momento firmaste ese papel, y tratás de recordar qué decía... Otros no te las dicen nunca: a la primera falta que cometés, te sacan tarjeta roja de por vida, y listo.

Además no hay referi: algunos dicen que hay uno todopoderoso, otros confían en las palabras del psicoanalista... Pero, en general, cada uno juega a su manera y eso no está mal.

Y, lo peor, no hay tiempos pre-establecidos: a veces jugás el partido entero, inclusive la sigués peleando en tiempos extras, hasta incluso podés llegar ir a penales... A veces abandonás la cancha antes de terminar el primer tiempo...

Es voluntarioso: lo jugás porque querés.

A veces me escucho y me doy miedo: hablas toda la noche como un boy scout, hablas sobre mi vida como tu papa. Pero así es. Siempre, en algún momento, nos cansamos de jugar al amor y entramos en un soliloquio aburrido, denso, vacío... Y juntamos energía para volver a salir a la cancha y volversela a jugar por la camiseta.

Siempre, siempre en la cancha de ven los pingos.
No en un blog o en una poesía berreta para salir de paso. Yo, por ahora, estoy en la banca, viendo cómo juegan los otros, a ver si así aprendo algo...

¿Y vos, qué me podés enseñar?

miércoles, 10 de junio de 2009

La pelirroja

Siempre me acuerdo de Charly Brown y sus tremendos conflictos con la pequeña pelirroja.
De chico no entendía por qué tanto lío, nunca había visto a una pelirroja en mi vida ¿Qué es eso de tener el pelo de color rojo?
¿Todos -absolutamente todos- los pelos de su cuerpo serán de color rojo? Vamos, no me digan que nunca se lo preguntaron...
Pero cuando la vi a ella y a su pelo me enamoré. Instantáneamente.
Me acuerdo de su nombre, pero me lo guardaré para mi.
Siempre que aparecía generaba polémica y muchas inquietudes entre la gente, sobre todo entre las chicas, que la envidiaban muchísimo. Seguro que se tiñe, ese color no puede ser natural. ¿Cuál es el casting que usás, qué numero? Y ella insistía en que así había nacido, con el cabello de color rojo sangre. Nadie le creía. Menos yo.
Ella tenía novio y se la veía más que enamoradísima, al pibe también, obvio... Como para no estarlo.
No había mucho por hacer.
Sólo le pregunté si le podía sacar unas fotos, fue lo primero que se me ocurrió. Soy fotógrafo, mentí.
¿Pero para qué? Se empezó a inquietar.
Porque...
(¿Para qué? ¿Con qué necesidad?) Me gusta tu pelo.
Y me dijo varias barabaridades que no voy a reproducir ahora ni aquí. Algunas eran ciertas.
Y entonces fue cuando entendí a Charly Brown.
Después estuve investigando en eso de ser pelirrojo y resulta que es un gen recesivo o algo así como una mutación genética... Ya lo sabía: son mutantes. Otra que los X-men y las réplicas...
Malditas pequeñas pelirrojas...

¿Alguna quiere salir conmigo?

martes, 9 de junio de 2009

El vestido de la muñeca

Ella era linda, sí, linda. Muy tímida. Cuando reía se ponía automáticamente colorada. Me gustaba verla. Yo por ese entonces vivía en un PH horrible, oscuro y húmedo, pero con onda. En realidad yo estaba esperando algo... Que todavía espero, creo. En ese momento no existían ni los mensajes de texto, ni el MSN, ni el ICQ ni nada... No logro acordarme cómo fue que la conocí.
No hablaba mucho, pero cuando se emborrachaba no paraba, además, perdía todo el control. Eso es algo común y fácil, pero en ella era distinto: no sólo ella perdía todo el control sino que todo entraba fuera de control cuando ella se emborrachaba.
Yo nunca tuve mucho gusto por la ropa de mujer ni por la cosmética, de eso no entiendo nada. Ella tampoco, ninguno de los dos se destacaba por vestirse bien ni por arreglarse mucho ni por tener gustos muy refinados. Pero yo siempre me fijaba en su look, tenés un peinado muy oriental, una vez le dije.

[Cabe destacar que en ese entonces no existía la metrosexualidad, si te fijabas en eso, eras puto, y punto... a los únicos a quienes se la podíamos dejar pasar eran a Bowie y a Miguel Bosé]

Un día se vino muy linda, con un vestido hermoso. Pero yo lo primero que le dije fue Qué lindo vestido. En ese momento me imaginé que yo salía con un vestido hermoso que venía en el cuerpo de una mujer. No voy a entrar en detalles (no me gusta, aunque quizás algún día los deleite con eso... je) pero cuando se durmió me puse su vestido. Y me quedaba re bien. Yo no tenía sus caderas ni su cintura, pero parece que ese vestido era para tipos como yo: a mi me quedaba de "ensueño".
No me dio vergüenza cuando me vio con su vestido puesto, más bien, entré en pánico. Y ella se rio y se puso colorada. "No te preocupes, será nuestro secreto. Pero sabé que te queda mucho mejor que a mi ¿Lo querés?"
No, no hacía falta. No era necesario.
A ella no la vi más. Una lástima. No creo que se haya ofendido, pero tampoco recuerdo por qué no la ví más. Mi amor tiene memoria selectiva, me acuerdo de algunas cositas, de lo que amé.
Ella me gustaba, mucho, pero en realidad yo me enamoré de su vestido.

Ahora Mike Amigorena impuso la onda queer y hasta esta de moda vestirse de mina. Pero sepanlo: yo fui el primero.

lunes, 8 de junio de 2009

Las peores

Me encantan las mujeres. Todas y cada una. Me encantan las rubias, altas y flaquísimas, que se maquillan mucho, las que siempre andan en grupo y compintiendo entre ellas, las obsesivas, que quieren todo perfecto y como se debe... También me encantan las otras, las que son no tan rubias ni tan flacas ni tan exigentes con la belleza "externa" (je), que en general andan solas, en sus casas, deprimidas, escribiendo en algún blog, que tienen grandes problemas existenciales irresolubles...

A todas doy mi amor, insisto. Tengo mucho amor para dar.

Pero hay otras que empecé a odiar. Les explico por qué.
Están estas otras que cuando te conocen de golpe te hacen sentir el hombre más groso sobre la tierra, el más lindo, el rey del sexo, el mejor en lo que hagas, el más mejor... Vos le creés todo, aunque te resulte medio raro y desconfíes de que todo sea tan hermoso, y te enamorás y te imaginás una historia más que perfecta para vivir junto a ella...
Y te vas a vivir con ella...
Y cagaste.
Porque después resulta que eras un inoperante en la cama, un looser que no sabe lo que quiere hacer de su vida, estás gordo o demasiado desarreglado siempre y encima tenés olor a pata. Y vos estás tan enamorado que te creés todo, y le comprás eso que sos un miscerable.
En fin, la chica te confiesa que en realidad hizo todo para conquistarte, seducirte. Te hizo creer todo ese cuento para que entraras en su juego, para poder hacer de vos eso que ella quería que fueras. Y no, no coincide para nada con lo que sos. No te pudo cambiar... O sea que en realidad vos no le gustabas nada de nada.
Vamos, no sos ni una cosa ni la otra: ni sos el rey del sexo ni sos un inoperante en la cama. Tal vez tengas olor a pata, pero siempre lo tuviste ¿Por qué te lo echa en cara ahora?

Y así estoy. Ya no sé quién soy. No sé cómo soy. Ya no tengo ganas de seducir ni de nada...
Y me abrí este blog y me puse a escribir porque es lo único que sé hacer.
¿Ahora me entienden?

Chicas: Yo sé que hay hombres así de hijos de puta que te seducen y después te abandonan. Pero, reconózcanlo, ustedes se llevan el trofeo de mejor seducción planificada.

¿O no?

domingo, 7 de junio de 2009

La salud y el amor

Estaba muy aburrido en una fiesta. Me parece que ella también: si mal no recuerdo cada una de sus amigas se habían ido con sus respectivos chongos y a ella la habían dejado sola; de hecho, mis amigos eran sus chongos y muchos me pidieron plata para el telo, en ese entonces yo era el único que laburaba... Como no sabía porqué ella seguía ahí me acerqué. No estaba nada mal, tampoco era gran cosa. Tenía una cara de culo bastante sexy, como de bebota enojada, medio putona culposa. No era justamente un ejemplo de mujer sensual, pero en su momento me gustó. La invité a mi casa y vino. El sexo estuvo rarísimo: la piba de golpe se volvió una fiera apurada y bruta. No me lo esperaba ni a palos. No sé si quiso demostrarme que era una femme fatal cuando no hacía falta, no sé si de verdad era así... La cuestión es que yo entré en el juego y la seguí con la brutalidad y le empecé a decir cosas chanchas, la chica me respondía bien, y entonces yo seguía laburándola por el lado del camionero semental que nunca fui. Digamos que los dos estábamos haciendo una pésima película porno.
Todo venía bien "zuzio" hasta que le dije Puta. Eso no le gustó nada.
Se me puso a llorar en mi cama. Me contó que tenía un problema de salud bien complicado, que pensaba que se iba a morir y que era muy joven para eso. Yo la intenté consolar, le dije que mi vieja y mi tía tenían lo mismo que ella (que era cierto), que los médicos son unos pelotudos que te re asustan y al final no es nada... Que no se preocupara.
La piba se vistió y se fue. Me dejó unas hebillas en mi cama sin darse cuenta.
Nunca me había pasado que me "usen" de confesor. Esa noche descubrí que podía contener muy bien a las chicas en situaciones extremas.
Nunca más la vi pero estoy seguro que está muy bien de salud, y que yo tenía razón, que los médicos son unos pelotudos y te mandan fruta.

El amor es bueno para la desesperación. Te hace acordar la puta que vale la pena estar vivo. Cuando tenés un problema de salud severo es importantísimo el amor... No importa si es rápido, nuevo; lo importante es que sea efectivo. No hace falta que sea para toda la vida.

¿O me van a decir que ustedes nunca necesitaron de un amor express de contensión?

Y aquí comienzo...

Hace muchos años escuché una canción que en su momento me pareció muy chistosa, era de Tonino Carotone, la letra era olvidable y difícil de entender (era en italiano), lo único que recuerdo es que el tipo decía Me cago en el amor...

Y hoy, luego de muchas idas y vueltas, sí, yo también, ME CAGO EN EL AMOR.
De ahora en más voy a salir con muchas chicas y a todas les voy a dar mi amor, no ese que buscan, no ese que se idealiza, no el de las películas... YO VOY A ENTREGAR MI AMOR.

Así que los invito a participar en este espacio, chicos, chicas, LGBT, todos juntos vamos a entregarnos amor, pero sólo el que nosotros queremos, cuando queremos y cómo queremos.

A ver si entre todos podemos descubrir qué mierda es lo que queremos...

Enhorabuena y bienvenidos.

Soy Ulises. Un gusto