jueves, 11 de junio de 2009

El juego del amor

El juego del amor es tremendo. Dificilísimo. Las mujeres son unas jugadoras bien raras.
Aunque jugar al amor es muy complicado, independientemente del género y del sexo de los jugadores...

Las reglas cambian demasiado rápido, cada jugador las pone y a su manera: algunos te las leen antes de empezar a jugar, a modo de derechos humanos antes de llevarte preso. Otros te las recuerdan hasta que hiciste una falta, y vos te volvés loco pensando en qué momento firmaste ese papel, y tratás de recordar qué decía... Otros no te las dicen nunca: a la primera falta que cometés, te sacan tarjeta roja de por vida, y listo.

Además no hay referi: algunos dicen que hay uno todopoderoso, otros confían en las palabras del psicoanalista... Pero, en general, cada uno juega a su manera y eso no está mal.

Y, lo peor, no hay tiempos pre-establecidos: a veces jugás el partido entero, inclusive la sigués peleando en tiempos extras, hasta incluso podés llegar ir a penales... A veces abandonás la cancha antes de terminar el primer tiempo...

Es voluntarioso: lo jugás porque querés.

A veces me escucho y me doy miedo: hablas toda la noche como un boy scout, hablas sobre mi vida como tu papa. Pero así es. Siempre, en algún momento, nos cansamos de jugar al amor y entramos en un soliloquio aburrido, denso, vacío... Y juntamos energía para volver a salir a la cancha y volversela a jugar por la camiseta.

Siempre, siempre en la cancha de ven los pingos.
No en un blog o en una poesía berreta para salir de paso. Yo, por ahora, estoy en la banca, viendo cómo juegan los otros, a ver si así aprendo algo...

¿Y vos, qué me podés enseñar?

2 comentarios:

  1. Ulises, un romántico de aquellos! salga de la banca, gambetee como usté sabe y que la vida le diga cuando es offside. Al juego del amor se pierde y se gana muuuuchas veces pero no cansa, a mí, por lo menos, hasta ahora... Abrazo!

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  2. Así se habla, Adriano ¡Qué jugador!

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